miércoles, 18 de junio de 2008

GREENPEACE EN LA MIRA

Debo admitir que, a pesar de haber transcurrido al menos cuatro semanas del hecho, mi consciencia no ha logrado estar tranquila. Por ello, y fungiendo un poco de abogado del diablo, me he permitido escribir unas líneas sobre el tema.

Los acontecimientos son claros. En su afán de protesta contra el incremento de la producción de biocombustibles, un grupo pequeño de activistas de Greenpeace Internacional (http://www.greenpeace.org/) -alrededor de seis individuos, como se puede apreciar en las fotos captadas: http://www.greenpeace.org/argentina/prensa-rss/reclamo-de-greenpeace-a-los-pr - desplegaron pancartas de protesta el 15 de mayo de 2008, sobre las paredes del Santuario Histórico de Macchu Picchu, patrimonio cultural e histórico de la nación peruana.

Al día siguiente, pude encontrar dos posiciones enfrentadas en diversos medios impresos y virtuales. Por un lado quienes opinaron que, a pesar de las buenas intenciones, se mancilló un patrimonio histórico, poniendo en riesgo su integridad. En otras palabras, en su afán por hacer el bien, los activistas pudieron haber destruido un patrimonio cultural, que en líneas generales no vendría a ser muy distinto que el patrimonio ecológico que tanto se jactan de defender. Por el otro, quienes dicen que estas personas no han hecho daño alguno, y que las acusaciones han sido exageradas, puesto que esa pequeña protesta en ningún caso supondría un daño mayor que la erosión causada por el enorme número turistas que visitan dicha ciudadela cada año.

Los voceros del primer grupo refutaron esta última argumentación, recalcando con mucho tino, que la cuestión no es que la falta haya sido grande o pequeña, ni que se haya causado un daño real o no, sino que, efectivamente, se cometió una falta, y como tal debería ser castigada independientemente de sus repercusiones. De otra forma se caería en el criollismo tan peruano de perdonar las faltas leves bajo la tesis de que no han causado un perjuicio patente a la población: “pero por favor, no ha pasado nada, hay que perdonarlos”, lo cual podría ser visto como algo aún peor que la falta misma.

Pues bien, a pesar de mis simpatías hacia Greenpeace, no puedo dejar de valorar este último argumento. Perdonar a alguien que ha cometido una violación de derecho, por más buenas intenciones que tenga, no es válido en ningún caso, incluso si el tema en cuestión es ecológico y por ende, sujeto hoy en día a muchas excepciones normativas.

Sin embargo, quienes siguen con cierto interés y regularidad los avances del activismo ecológico, sabemos que en la lucha medio ambiental que efectúan estas instituciones, no en pocos casos se han cometido errores como éste (es cierto, sí, muchas veces por ingenuidad o por desconocimiento cabal del tema), pero al fin y al cabo, esos errores han sido aceptados y se han tratado de corregir en el camino o en futuras campañas. No es el caso, que los activistas sean unos desaforados sin sentido que buscan destruir todo a su paso en su afán de protección del medio ambiente (y esta es la imagen es la que muchas veces nos dan sus detractores). Tampoco lo es, que no acepten su responsabilidad cuando han cometido una falta. A diario se ven este tipo de acusaciones o críticas, provenientes de los más variados sectores, y de todos los países. Y esto no sólo en relación a Greenpeace, sino a diversas instituciones que persiguen los mismos fines en el mundo, como la Environmental Fund Defense (http://www.edf.org/), Rainforest Action Network (http://www.ran.org/), entre otras de distintos calibres y llegada. Todas sin excepción han sido tildadas alguna vez de organizaciones de hippies, de pastrulos, de comunistas, o incluso me atrevería a decir, de caviares, entre otra muy diversa gama de adjetivos denigrantes. Los autores que pusieron el grito en el cielo con sus críticas respecto a las pancartas en las ruinas Incas, pues bien, mejor que se enteren que no son los primeros, no han descubierto la pólvora, ni tampoco están siendo la voz de la conciencia.

Como dije líneas atrás, quienes siguen el tema, conocen muy bien cómo discriminar la información, y saben cuando realmente la falta cometida ha sido grave, y merece una sanción ejemplar, o cuando, a pesar de ser una falta cometida y que deba ser castigada, está siendo sobreexagerada por los medios. Afortunadamente, lejos de ser instituciones agresivas, me parece que los miembros de las organizaciones en cuestión están dispuestos a pagar sin problemas por sus acciones, admitiendo cuando se equivocan y, sobre todo, buscando mejorar para no cometer los mismos errores del pasado. No son ningunos intransigentes o locos dispuestos a destruir el mundo para salvarlo. Sin embargo, nadie ha dicho eso.

Comparto la opinión de que los miembros de Greenpeace cometieron un error grave y que deben ser sancionados –si así es contemplado- de acuerdo a la ley, no importa si se hizo daño o no. No obstante, me parece injusto y demasiado parcializado el trato que han recibido en los diversos blogs que han escrito sobre el tema, algunos con cierta saña, puesto que nunca, o casi nunca han publicitado del mismo modo que publicitan estos errores, las luchas y los alcances que día a día logran estos individuos con sus campañas (haciendo patente su sesgo en contra de algunos de estos actores). Así como han puesto el grito en el cielo con estas faltas, deberían también ponerlo con cada victoria lograda por estos grupos en temas medioambientales (información hay de sobra, basta meterse a los homepage de dichas instituciones, e inscribirse on-line, de esta forma actualizaciones diarias les llegarán sin costo alguno, así como invitaciones a participar en los eventos planeados).

A la larga, todos nosotros podemos teorizar, criticar y polemizar desde nuestros blogs, pero a la hora de la hora, cuando se tienen que recolectar firmas o efectuar campañas de presión y opinión publica, pocos somos los que bajamos (me incluyo) de nuestro pedestal intelectual para participar efectivamente. Quienes lo han hecho, saben lo difícil que es por ejemplo, recolectar firmas, y mal que bien, aquí hay unos chicos que se comen la pelea diariamente, y que, afortunadamente no se guían o se desaniman por las críticas de las que han sido objeto en reiteradas ocasiones –de haberlo hecho así, hace años hubieran dejado de existir-. Después de todo, en la mayoría de los casos, sus actividades han continuado con un balance, en mi opinión, más que positivo.

4 comentarios:

Roberto dijo...

morsa dice:
nah
morsa dice:
para mi era un problema tecnico
morsa dice:
el sitio necesita protegerse, para eso se han hecho rutas y circuitos
morsa dice:
si la gente va a comenzar a salirse de los circuitos (osea, cualquiera podria decir "ya, yo sigo el ejemplo de grinpiz"), va a ser un despelote
morsa dice:
mas que culpas o inocencias
morsa dice:
yo veo irresponsabilidades

Warmillay dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Warmillay dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Warmillay dijo...

Para mi la protesta es absolutamente válida pero no me gustaron las formas. Pero también es cierto lo que dices: si no se llama la atención de esa manera, los organismos proteccionistas ya hubiesen desaparecido así que mi balance sigue siendo a favor de Greenpeace. No nos pasemos pues!! Si no queremos que se llegue a extremos entonces apoyemos la causa por las vías "convencionales" o sea, participando. Tampoco es que la gente que trabaja por el medio ambiente nos esté haciendo un favor, en realidad es una responsabilidad de todos y la estamos evadiendo. Un abrazo, Lula.