jueves, 12 de julio de 2007

Los espacios se agotan...

No quiero ni siquiera mencionar el nombre del bar…y sin embargo me enteré de no ser el único que va esperando encontrar el milagro en una mirada y una vez que llega le da todo en la yema del asco. Desde toparte con el primer amigo -ebrio o simplemente feliz-, hasta tener que acercarte a la conocida que creías tu amiga, pero que estuvo quitándote el rostro durante al menos quince minutos hasta que te dignaste a acercarte humillado a su mesa para, de una vez por todas, saludar. Recién allí el… “ah…! hola!... no te había visto"...Bueno, al menos tampoco fui el único que llegó y que pronto se dio cuenta de no tener las energías ni las ganas para empezar el ritual de querer conocer a una mujer, para que de nuevo, como regla inmutable, se haga de rogar y perseguir hasta que le demuestres que matarías a quien sea por estar (¿tierno?) a su lado. Nada de trámite de miradas hoy día. Nada de baile. En realidad, nos fuimos todos.